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"Estuvo a punto de gritar del sobresalto pero la experiencia lograda durante años la contuvo. Se giró inmediatamente y quedó encarada con el cicatrizado rostro de Habuk.
- No te acerques a las ventanas – dijo el tosco guerrero susurrando con voz ronca – no son seguras – continuó paralelamente a un gesto de complicidad.
La experta arquera lanzó un suspiro y asintió levemente con la cabeza. La mano de Habuk soltó la presa y éste se volvió cabizbajo al centro de la instancia con el resto. Nákari siguió sus pasos. Al aproximarse se encontró con las preocupadas miradas del esbelto Dolthaic y Koril, que jugueteaba con una daga curva en las manos. Al igual que ella sus ojos sólo reflejaban preocupación. Unos pasos más allá se encontraba la mujer causante de que hoy estuvieran en aquel lugar. Permanecía firme apoyada en un extraño cayado, envuelta en una capa marrón oscura, esperando alguna señal. Hacía ya un par de horas que llegaron a la sala y ella les rogó silencio, desde entonces no había vuelto a hablar y cada minuto que pasaba hacía crecer los nervios y la impaciencia..."